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El Palacio de Buckingham es muy celoso de su manual de secretos de protocolo en la corte y fuera de ella, pero la fascinación por las formas de la familia real británica ha llegado hasta la prensa, la literatura, el cine y las series e incluso ha dado lugar a cursos de etiqueta basados en las reglas de Windsor.
Lo que se conoce, es que existe un libro de protocolo interno del Palacio de Buckingham se llama Precedence Of The Royal Family To Be Observed At Court, en poder del Royal Household –la oficina que cuida los intereses domésticos y de protocolo del palacio– que fue actualizado por la reina Isabel II en 2005 y que según reportaron los medios británicos extraoficialmente, y por último en 2012.
Numerosas escuelas de mayordomía y etiqueta “enseñan” estos modales y hasta entregan certificados. Entre las más famosas escuelas de protocolo real están la antigua British Butler Institute, The Royal School of Etiquette and Butlers, comandada por Nicholas Veitch, quien trabajó para la casa real, y Etiquette Royal, fundada por Grant Harrod, mayordomo retirado de Clarence House. A los miembros de la familia real se les enseña como parte de su educación formal desde niños.
Algunas otras formas se han convertido en “mañas” de cada miembro de la familia real, como la actual duquesa de Cambridge.
La experta en etiqueta británica Myka Meier bautizó algunos de estos movimientos como “The Duchess Slant” o “The Cambridge Cross”, y hasta “The Windsor Wave”, pues el saludo real es muy característico y se hace con los dedos de la mano rígidos sin abanicar.
Aunque parece broma, la realidad es que estos preceptos han sentado las bases para la etiqueta global en la actualidad. Estos son algunos de los detalles protocolarios de la Casa de Windsor, actualizados por la mismísima reina Isabel II.
Aquí te los mostramos:
Generalmente en recepciones, agrupan a la gente en pequeños círculos y es ella la que se acerca. No necesariamente saluda a todo el mundo. En este caso, la gente no se le puede acercar. Nadie la puede tocar.
Nadie debe saludarla o buscarla con la mirada. Si ella cruza la mirada es obligatorio hacer una pequeña reverencia, en el caso de las damas, inclinando el pie izquierdo hacia delante, y en el caso de los caballeros, asentar con la cabeza.
Si ella extiende la mano se estrecha suavemente y máximo con dos shakes, pero no se toca el brazo, si ella toca la cintura de su interlocutora, esta no debe devolver el gesto; esto le pasó a Michelle Obama en la visita oficial a la Reina en 2009.
Por cortesía, “Su Majestad” en primera instancia y “señora” o “Ma’me” subsecuentemente, porque no son súbditos.
Todo el mundo, aún los miembros de la familia real. La Embajada Británica en México ha sugerido en las visitas de los miembros reales que no es obligatorio para extranjeros al no ser súbditos; pero el secretario del príncipe Carlos comentó a CARAS en la cena acontecida en su última visita, en 2014, que se espera que lo hagan por cortesía. Los hombres inclinan la cabeza y las mujeres hacen una reverencia.
Detrás de ella, y si invita a caminar a su lado, debe hacerse del costado derecho. Nunca se atraviesa por delante suyo ni siquiera para saludar a alguien, esto debe hacerse a sus espaldas siempre. Todo esto lo omitió Donald Trump durante su visita en 2018.
No. Cuando ella ofrece una comida o banquete, todos los invitados utilizan la misma vajilla y cristalería, incluyendo la Reina. La única diferencia es que ella tiene su propio salero y recipiente de mostaza, mientras que el resto de los invitados comparten uno por cada cuatro invitados.
En la página de Royal Collection dice que para banquetes oficiales se utiliza The Grand Service de Rundell, Bridge & Rundell que es un servicio que fue comisionado por Jorge IV. Se conforma por 4000 piezas hechas de plata cubiertas de una fina capa de oro. Se usan también The Grand Service con porcelana de Tournai y de Minton.
Cierto; de hecho, cualquier protocolo señala que todos los invitados deben esperar a que el anfitrión empiece a comer. En cuanto a que todos deben terminar cuando la Reina lo hace, es también correcto.
Ninguno. Todos deben obedecerse por ser la máxima autoridad presente.