Por Gabriella Morales-Casas
El rey emérito de España, Juan Carlos I vive en los Emiratos Árabes desde hace un año que se autoexilió para ya no darle dolores de cabeza al reinado de su hijo, Felipe VI. Este es el recuento de daños y lo que se viene para el patriarca de los Borbones de España.
En medio de la crisis europea por la pandemia de Covid-19 mientras el rey Felipe VI de España trastabillaba ante los reclamos de la nación por el manejo de la crisis y la incertidumbre que esta causaba, su padre, el rey emérito Juan Carlos I, se metió en uno más de los múltiples escándalos monárquicos más graves desde que se destapó su relación con la aristócrata casada Corina Larssen (o Corina zu SaynWittgenstein) en 2012, cuando tuvo que ser operado de la cadera de emergencia en Botsuana, tras cazar en compañía de ella a un elefante.
Aquel primer declive terminó en la abdicación de Juan Carlos I en junio de 2014, parecía que no podía haber una vergüenza peor, pero –oh, sí que la hubo–: el exilio. Agosto de 2021 marca el primer año en el extranjero del rey anciano, quien a los 83 años no sabe si volverá a su patria.
Pero, ¿volverá? Analicemos el caso.
PRIMERO, EL PRINCIPIO
La noticia de que el rey había incurrido en lobbying o cabildeo entre gobiernos (lo cual está prohibido para la casa real) y de paso en evasión fiscal, salió en una investigación que hizo el diario inglés The Telegraph el 14 de marzo del 2020: Juan Carlos I recibió una “dádiva” económica de cien millones de dólares por parte del rey de Arabia Saudita Abdulá bin Abdelaziz como pago por las gestiones que el Borbón llevó a cabo con el gobierno saliente de España, para que fuera una empresa española la que se hiciera cargo de la construcción del tren del centro religioso La Meca.
Peor aún: ese dinero se depositó en una cuenta en Suiza a nombre de una fundación fantasma llamada Lenum en la que los beneficiarios eran nada menos que los reyes de España, Felipe VI y Letizia. A Corinna Larssen se le transfirieron 65 millones de euros, que según declaró la señora a los pocos días: “Fue- ron un regalo amistoso del rey” tras tantos años juntos y de profunda amistad. ¡Guau!, qué generosidad.
Aparte de esto se descubrió la existencia de otra fundación llamada Zagatka, que supuestamente funcionaba como “seguro de vida” para la familia real en caso de una di- solución o problemas económicos. Con toda esta evidencia no había manera de evitarlo: el rey había evadido impuestos y se llevó entre las ramas a los reyes, quienes se encontraban en medio de su gira de verano por las playas de España para tratar de reactivar el turismo y mejorar su imagen ante el mal manejo de la pandemia en su peor etapa en el país.
DIME CON QUIÉN ANDAS…
En los medios españoles se manejaba la posibilidad de un exilio, tal como el que padecieron el padre, el abuelo y el bisabuelo de Juan Carlos I, y en general, casi toda la línea dinástica de los Borbones desde Carlos IV en el siglo XIX.
Finalmente, el 3 de agosto de 2021, el rey anunció en un comunicado global su autoexilio. En ese momento no se sabía adónde, se especuló durante un mes que sería República Dominicana, con su buen amigo José Fanjul, un empresario cubano dominicano dueño de la costa el Campo, en La Romana.
Al final escogió los Emiratos Árabes. El rey emérito fue invitado por Mohammed bin Zayed, príncipe heredero al trono de Abu Dhabi y regente (el Emir está incapacitado), considerado por el New York Times como el “autócrata más liberal de los EAU” porque en aquel conglomerado arábigo la mayoría de los países tiene en sus filas reales a discutidos personajes, famosos por sus prácticas tiranas, como por ejemplo, el príncipe heredero de Saudi Arabia Mohamed Bin Salmán –acusado de asesinar al periodista inglés Jamal Khashoggi y torturar a quien le plazca– o el Sheik de Dubái, Mohammed bin Rashid al-Maktoum –quien privó de su libertad a sus hijas, Shamsa y Latifah (ver CARAS mayo), y ostenta un gobierno misógino.
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