El golfista profesional tapatío rompió una barrera de 42 años sin victorias en el mejor circuito profesional del mundo.
“Estoy contento con el presente del golf mexicano y solo es el principio de lo que viene”.
Por Roberto Emilio Palacios Villa
En el hoyo 18 del campo El Camaleón Golf Club, sede del torneo profesional Mayakoba Golf Classic presentado por Unifin, que ve competir al mexicano Carlos Ortiz en el mejor circuito profesional del mundo, el PGA Tour.
Ortiz vivió las dos caras de la moneda. Lesiones, enfermedades y con una mentalidad de hierro, gozó de las mieles del triunfo. A finales de abril del año pasado se lesionó al hacer ejercicio en casa, se le cayó una pesa en el meñique del pie izquierdo, suceso que lo dejó fuera del campo por un lapso de cuatro semanas.
Tres meses después enfrentó en carne propia al coronavirus. Sin embargo, y a pesar de todo, Carlos, de 29 años, tuvo el mejor año de su carrera, pues el pasado 8 de noviembre se erigió como el primer mexicano en ganar en el PGA Tour, tras 42 años de espera.
Nace una estrella
El tapatío siguió los pasos de Lorena Ochoa en el Guadalajara Country Club, un campo que puede presumir a dos campeones de la LPGA y PGA Tour, respectivamente. Carlos estudió en la Universidad de North Texas, donde se graduó de la carrera de Estudios Internacionales en 2013. Ese mismo año tomó la decisión de ser golfista profesional. En el 2014 consiguió la tarjeta para jugar en el web.com –ahora conocido como Korn Ferry Tour–, la antesala al PGA Tour.
Con 23 años ganó tres torneos en una sola temporada en Panamá, México y en Portland, EUA, lo que le permite, por regla, conseguir su boleto a la élite del PGA Tour en 2015.
Durante ese primer año en el PGA Tour, Ortiz jugó 30 torneos, con un top 10 y nueve top 25 que le permiten llevarse casi un millón de dólares. Aunque al año siguiente, Carlos cambió de bastones y ese factor le terminó por afectar. Solo tiene un top 25, y en 20 de 29 torneos no cobró un solo dólar, por lo que los 263,466 billetes verdes que apenas reunió, fueron insuficientes y perdió la tarjeta. Tiene que volver a donde todo comenzó, el Korn Ferry Tour.
Luego de finalizar en el sitio 24, en la campaña de 2018 en el ranking de dinero acumulado, Carlos recuperó su estatus en la PGA para el siguiente año.
La vida del jugador volvió a tener equilibrio y madurez. Además de toda la experiencia ganada, se casó con Haley, y tuvieron dos hijas: Sofía y Mía. Su familia vive en una exclusiva zona residencial en Dallas, Texas.
Hace historia
Tras tener 118 apariciones dentro del PGA Tour y después de 42 años, tres meses y 20 días sin victoria nacional, desde Víctor Regalado en 1978, Carlos doblegó al actual no. 1, el estadounidense Dustin Johnson, para ganar el Vivint Houston Open.
Ortiz reconoció que el camino de Lorena Ochoa –con sus 27 títulos en la LPGA en un lapso de seis años– lo motivó para seguir sus pasos. “Lo que ha hecho Lorena (Ochoa) es inspirar a todos esos niños, incluyéndome a mí, a jugar golf; espero que todos estos pequeños lo vean y se den cuenta de que es posible. Yo fui uno de ellos”, recordó nuevamente Ortiz.
Lo que sigue
Carlos falló el putt para hacer birdie en el hoyo 72 del Mayakoba Golf Classic, pero tiene asegurado el trofeo como el mejor mexicano del torneo, por segundo año consecutivo.
Hoy, Carlos ya piensa en un exitoso 2021. Tiene estatus en el PGA Tour hasta 2023, además de que debutará en los torneos Sentry Tournament of Champions, en Hawái y el anhelado Masters de Augusta, Georgia.
“Siempre se puede mejorar más. Estar esta semana (en México) es la cereza del pastel, porque encontrarme aquí con la familia, con la gente que siempre me ha apoyado, es un gusto”, finalizó el golfista.
Carlos besa a su hija Sofía. Camina unos pasos y hace lo propio con Mía y su esposa, Haley. Su mayor orgullo dentro y fuera del green.