La historia de Andy Warhol no estuvo rodeada de drama, por el contrario, el apoyo y el afecto de su familia potenció su talento.
Andrew Warhola, mejor conocido como Andy Warhol, nació siendo distinto. Sus padres lo supieron desde que era pequeño, porque a diferencia de otros niños, con frecuencia expresaba que su sueño era ser rico y famoso y siempre mantuvo esta idea.
Con el paso del tiempo y alimentando su talento innato lo llevó no solo a lograr su máxima ambición, también a posicionarse como uno de los artistas más influyentes del siglo XX.
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Era el integrante más pequeño de la familia que habían formado Andrej y Julia Warhola, una pareja de origen eslovaco que migró a Estados Unidos en busca de mejores oportunidades de vida.
Corría el año de 1914 cuando el padre tuvo que abandonar a su esposa y a sus primeros dos hijos, Paul y John quienes lo vieron partir y se quedaron al cuidado exclusivo de su madre.
Siete años después toda la familia se reunió en Pittsburgh, donde un 6 de agosto de 1928 recibieron a un nuevo integrante que se convertiría en su mayor orgullo y alegría, el pequeño Andrew.
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Así creció la leyenda
Andy fue el “Niño de oro” en su hogar, contó con los dedicados cuidados de su madre y con el cariño incondicional y casi cómplice de Paul, su hermano mayor que en todo momento impulsó su carrera.
Desde que era un niño y su única inquietud era poner frente a él todos los elementos necesario para potenciar su amor por el arte.
La enfermedad de Andy Warhol
Nacido en un núcleo donde los padres tenían inclinación por la expresión artística y la veían como una actividad muy normal, no era difícil imaginar que en cualquier momento esta herencia se manifestara en él.
Esto ocurrió cuando apenas tenía seis años de edad y presentó la enfermedad de Huntington, que daña el sistema nervioso y que le provocaba ataques de movimientos descontrolados, lo que le impidió asistir a la escuela.
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Mientras tanto, Julia, que cuidaba en casa de su hijo, aprovechó el tiempo para enseñarle a dibujar y de hecho, algunas de las primeras obras que realizó ya de manera profesional eran firmadas por ella.
Si bien su infancia transcurrió plena de afecto, no ocurría lo mismo en el campo escolar; aunado a este padecimiento padecía de problemas en la piel que le provocaron manchas color rosa.
Además, su apariencia era peculiar pues era muy blanco y su cabello rubio platinado, así que las burlas en el salón de clase eran una constante.
El primer impulso del artista
Pero esto no lo afectó, por el contrario, sentía que era muy confortable haberse convertido en el centro de atención y por primera vez experimentó lo que era la fama, y le gustó lo que se sentía.
Impulsado por lo que había aprendido al lado de su madre, incluyó en su educación clases de arte y más tarde se matriculó en el Carnegie Institute of Technology, donde se graduó como diseñador pictórico en 1949.
El arte en toda su expresión
Julia, quien era conocida también como Bubba por su círculo cercano, era una ávida consumidora y creadora de arte.
La familia era de origen humilde y pasaron algunos trabajos para poder sobrevivir. Para ayudar con los gastos del hogar, hacía flores de papel y floreros de latas que vendía entre sus vecinos a 50 centavos, todo con la finalidad de ganarse unas monedas.
Esta creatividad impactó en Andy, quien a muy temprana edad, además de la pintura, incursionó en la fotografía y aprovechaba todo espacio y oportunidad para ejecutar cualquier expresión artística.
Su hermano mayor Paul, habría dado su testimonio de que disfrutaba mucho de estar días enteros en su casa hablando por teléfono y pintando en ropa interior.
En este sentido, su sobrina nieta Abby Warhola, quien en 2015 realizó un documental sobre la vida del artista titulado “Uncle Andy: The Andy Warhol Family Film”, y entrevistó a amigos y miembros de la familia, dijo que Paul fue el encargado de impulsar la carrera de Andy e influyó para que lo tomara con seriedad y no solo como un pasatiempo.
En la entrevista que concedió a varios medios con miras al lanzamiento de su trabajo, la también fotógrafa, expresó que los tres hermanos Warhola heredaron de su madre el gusto por el arte:
“Ella se pasaba el día cantando temas populares de origen eslovaco con las que creció. Le encantaba dibujar, sobre todo, ángeles y gatos. También bordaba. Andy creció durante la época de la Gran Depresión, pero tuvo una buena educación. Venía de una familia muy cariñosa y a los seis años empezó a mostrar su talento excepcional”.
Apoyo incondicional
Tenía 14 años cuando su padre murió, pero el hecho de que hubieran crecido bajo el concepto de mantenerse unidos ante cualquier adversidad, fue fundamental para que Paul asumiera el rol de pilar de hogar y se encargara de que sus dos hermanos menores no desistieran en perseguir sus sueños.
Así fue como se aseguró de abrir el camino para Andy y le regaló su primera cámara fotográfica. Ambos adaptaron un cuarto oscuro en el sótano de su casa. Al respecto Abby comparte en su documental que Paul, quien era su abuelo, vivía orgulloso de su hermano, y era un sentimiento mutuo.
Andy nunca olvidaría que él dejó de lado sus propios ideales para poder mantener a su familia y que sería hasta el momento de su jubilación cuando retomaría su gusto por la pintura, ya no como un medio de vida, sino como una afición.
Desde la fraternidad con la que aprendieron a crecer, era un hecho que pagaría con la misma moneda todo lo que sus seres queridos y siempre se mantuvo al pendiente y cerca de ellos y de su descendencia.
Cuando su carrera empezó en franco ascenso, siguió alimentando la comunicación con su familia, por lo menos hablaban tres veces a la semana y tenían como propósito disfrutar juntos de un fin de semana en Nueva York, sitio en el que Andy había hecho su hogar.
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Con las alas abiertas
La idea de que era un ser diferente no se limitaba a su apariencia personal; su forma de ser, de actuar y de expresar el arte, eran también muy especiales, así que al término de su carrera tuvo un empleo distinto a lo que se espera.
Se dedicó un gran periodo a trabajar para empresas de publicidad y algunas de las revistas de moda y estilo más importantes del momento.
A partir de esos primeros pasos definió el estilo de su obra: solía retratar imágenes de todo tipo y reproducirlas variar veces, un ejemplo de ello son los 32 lienzos de las latas de sopa que visto desde su perspectiva eran un icono de la cultura norteamericana.
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El nacimiento del POP ART
La petición que recibió por parte de sus clientes para hacer lo que parecía un proyecto común de publicidad, dio paso al nacimiento del pop art.
Éste consistió en tomar elementos de la vida cotidiana y convertirlos en un producto estético a la vista y alcance de todos, con ello rompió el mito de que el arte solo podía ser visto en museos.
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En los años cincuenta y principios de los sesenta fue cuando empezó a marcar tendencia. Pero sus esfuerzos no se canalizarían en exclusiva a este campo
También empezó a retratar celebridades repitiendo innumerables veces la imagen y utilizando diferentes colores, dándole vida a obras inolvidables como la de Marilyn Monroe, Elizabeth Taylor , la princesa Grace de Mónaco y Elvis Presley, entre otros.
Su fama no tardó en catapultarse, porque además se convirtió en un artista con una capacidad ilimitada: incursionó en todas las expresiones artísticas posibles: cine, teatro, fotografía, música, escritura, pintura, escultura e incluso la moda.
Siempre tuvo consciencia de que no se trataba simplemente de hacer un trabajo, cobrar por él y darle paso a lo que seguía, por el contrario, supo crear un paquete en el que la reflexión, la visión del diario acontecer y hacer que sus propias obras alcanzaran la popularidad y se quedaran fijas en la mente del consumidor, se convirtieran en el distintivo de su obra.
Así trabajó su fama
Cuando era pequeño y los adultos solían preguntarle qué era lo que deseaba ser de grande, Andejko -significa “pequeño bebé Andy”, en eslovaco- como lo llamaban de cariño en el seno familiar, respondía que quería ser famoso y rico.
Era como si desde entonces tuviera muy clara su misión de vida y conociera a la perfección cómo llevarla a cabo.
El don de ser especial con el cual nació, se hizo presente en cada detalle de su vida. Él fue uno de los primeros en el mundo en aceptar abiertamente su homosexualidad y hablar sobre ello.
Si alguien tenía en sus manos el secreto de la popularidad, no cabe duda que ese era Warhol y este detalle puede observarse en cada una de sus obras en las que plasmó a personas y productos que no solo eran famosos sino que literalmente la gente los consumía, e hizo de sí mismo y de su trabajo un posicionamiento que hasta el día de hoy es reconocido.
Algo que también fue un distintivo visible en su obra y que reflejaba la formación que recibió por parte de sus padres, fue el hecho de que siempre quiso que sus creaciones estuvieran al alcance de todos, por esta razón solía hacer muchas copias de su trabajo porque deseaba que su arte fuera asequible para cualquier persona.
Esto lo convirtió en el artista más reproducido del arte contemporáneo y cuyo trabajo está impreso en los productos menos imaginados: playeras, cuadros, cuadernos, bolígrafos y todo aquello que sea susceptible de llevar su impresión.
Su amor por el dinero
Desde su nacimiento hasta el final de sus días, su historia estuvo llena de matices que llamaban la atención, era su apariencia, con esa melena y cejas plateadas tan características que hacían que la gente lo volteara a ver, hasta la libertad con la que vivía el hecho de ser homosexual en una época en la que esos temas se escondían dentro de un diván y se hacía como que no existían.
A los treinta años había cumplido con el sueño de su vida: no solo era uno de los artistas más famosos sino que a nivel económico había alcanzado también su meta de obtener riqueza, uno de los motivos que despertaban su inspiración.
Él mismo contaría en una entrevista un anécdota al respecto: “Una vez pedí a un grupo de amigos que me dieran ideas para mis cuadros, y una de ellas me hizo la pregunta correcta: ‘¿Qué es lo que más amas en este mundo?’.
Así es como empecé a pintar dinero”, refiriéndose a su obra titulada 200 One Dollar Bills, de 1962, que en 2009 fue subastada y alcanzó los 43.7 millones de dólares.
La polémica lo rodeó
Durante los años sesenta creó The Factory, un lugar que utilizaba para inspirarse y darle vida a su obra, fue aquí donde su carrera se volvió más prolífica y ahí fundó tambiénel grupo Warhol Superstars, que reunía a personalidades de distintos ambientes y al que tenían acceso a cambio de que promovieran su trabajo.
Pero no solamente era un punto de inspiración, también hacía las veces de centro recreativo en el que se realizaban las fiestas más estrambóticas de la época, basta conocer los nombres de algunos de los asistentes asiduos al estudio para imaginarse lo que pasaba tras esas puertas: Salvador Dalí, Mick Jagger, David Bowie, Bob Dylan y Valerie Solanas, mejor conocida como “la mujer que le disparó a Andy Warhol”, lo que la hizo tristemente célebre pues un día 3 de junio de 1968, tiró del gatillo en contra del artista por considerar que éste la había defraudado al perder un guión de cine que ella le había confiado.
La vida cambió desde ese momento para ellos; mientras Solanas fue ingresada a prisión y considerada deficiente mental, Warhol tuvo que ser sometido a una complicada cirugía para poder salvar su vida, pero su salud física nunca volvió a ser la misma y su personalidad también se vio vulnerada.
Si ya de por sí luego de la larga enfermedad que padeció en su infancia, se había convertido en un chico hipocondriaco y retraído, después de este suceso las cosas empeoraron, pues además se volvió desconfiado y por supuesto la convivencia con él era un tanto complicada.
Los días en The Factory
Los años sesenta se convirtieron en los más productivos de la vida del artista, pero para poder darle rienda suelta a su imaginación y encontrar una fuente inagotable de inspiración, invitaba a amigos y celebridades de distintos medios para que le ayudaran en este sentido y dicho sea de paso, aprovechaban la oportunidad para hacer otro tipo de actividades.
Los días en el estudio se convirtieron en un escándalo constante, entre los asistentes había celebridades, estrellas porno, adictos, artistas y músicos que al mismo tiempo estaban creando alguna forma de arte.
John Cale un compositor musical que fundó la banda The Velvet y testigo viviente de lo que ocurría en este lugar, dijo en 2002: “No se llamaba The Factory gratuitamente, allí era donde producían en cadena las serigrafías de Warhol y mientras alguien realizaba una de estas piezas, otro grupo filmaba una película, todos los días ocurría algo distinto”.
Sin embargo, a diferencia de lo que ocurre con muchos otros artistas que pierden consciencia de lo que ocurre en su vida y pasan por alto el impacto que esto pueda tener para su familia, en el caso de Andy Warhol no era así.
Sabía que The Factory, que más tarde se llamaría Silver Factory, a propósito de su decoración en tonos plateados, no era la clase de lugar al que le gustaría que acudieran sus seres queridos a visitarle.
Abby Warhola, menciona en su documental que este centro creativo “era infame. Me refiero a que Warhol no quería que sus sobrinos que en ese momento eran adolescentes, se acercaran por ahí. Era muy protector con todos y sabía que en el ambiente flotaban el sexo, las drogas y el rock and roll”.
Warhol en sus propias palabras
Parte de la polémica que siempre levantaba estaba en torno a su personalidad, ya que era bastante excéntrico, empezando por su apariencia: desde muy joven sufrió de alopecia y tapó esta condición con pelucas que él mismo teñía, algo que hacía también para despistar la atención de las personas.
Al respecto decía: “Si llevas una peluca, todo el mundo se fija en ella. Pero si la tiñes, la gente solo se fija en el decolorado”.
Su físico tampoco era algo que le agradara de sobre manera, de hecho cuando empezó a hacer autorretratos solía arreglar aquellas facciones que no le gustaban y utilizaría estas pinturas para recrear las facciones que prefería tener, mismas que más tarde ocupó como modelo cuando se sometió a una rinoplastia, algo que influyó para que ganara seguridad en sí mismo, pues tenía una seria obsesión con su imagen corporal.
Prueba de esto quedó plasmada en la exposición que el Museo Warhol montó en 2016 y que se tituló “Andy Warhol: My Perfect Body”, en la que se mostraron 200 obras, muchas de ellas nunca antes exhibidas, como fue el caso de las cuatro pinturas de cara que realizó por si un día decidía hacer un cambio total.
Dentro de esa incomodidad con sus imperfecciones -las cicatrices que le dejó el atentado de sufrió en 1968, la alopecia y la forma y tamaño de su nariz- tenía muy claro quién era y deducía que su personalidad y su historia de vida quedaban al descubierto en algo tan simple como observar sus obras de arte:
“Si quieres saber todo sobre mí solamente debes observar la superficie de mis cuadros, mis películas y de mí mismo. Eso es lo que soy: no hay nada detrás”.
Hombre de familia
No cabe duda que el buen trabajo que sus padres Andrej y Julia hicieron con sus hijos, quedó plasmado a lo largo de su existencia, pues siempre su prioridad fue la familia, y este principio nunca se olvidó, como dio testimonio Abby Warhola:
“Todos mantuvieron mucho contacto hasta el final, hablaban casi todos los días. Mi abuelo -Paul- habló con él justo la noche antes de que muriera. Estaba de buen humor y le prometió que volverían a hablar al día siguiente”.
Con su madre le unía un lazo muy fuerte desde que en su infancia enfermó y pasaron mucho tiempo juntos, pero ese compromiso de lealtad se fortaleció cuando murió su padre y se volvieron aun más cercanos, al grado que Andy le confiaba que firmara sus obras y los primeros textos que escribió también habían sido recopilados con la caligrafía de Julia, que era realmente notable en ello.
La muerte de la inspiración de Warhol
La devoción hacia su mamá no terminó nunca: vivieron juntos desde 1952 hasta 1971 cuando ella murió.
Apegado a los principios familiares, Warhol siempre se aceptó como ferviente creyente de la religión católica, asistía a misa cada semana y dedicaba periódicamente un tiempo para servir como voluntario en los centros de acogida para personas sin hogar en Nueva York.
Su muerte, el 22 de febrero de 1987, llegó por sorpresa y ahora se sabe que fue resultado de una negligencia médica, pues a pesar de que la cirugía de vesícula a la que fue sometido, no representaba un alto riesgo, sí lo eran las condiciones en las que llegó al quirófano, pues estaba deshidratado, tenía varios días sin comer y la vesícula biliar estaba gangrenada.
Si bien es cierto que su temor a los hospitales y a las cirugías lo hicieron retrasar el procedimiento, también lo es que los médicos que le atendieron no tomaron en consideración estos elementos para discernir si era o no él mejor momento para realizar la operación.
De este evento se desprende una triste anécdota: Andy Warhol había contactado a un especialista que había sido el médico personal del Sha de Persia y le ofreció que si lo sanaba sin necesidad de intervenirlo, lo convertiría en un hombre muy acaudalado, pero su respuesta fue que eso era imposible y que el único camino a seguir era entrar al quirófano.
Originalmente su apellido es Warhola, pero perdió la letra “a” cuando una revista de moda -Glamour- publicó su dibujo titulado Success is a job, en 1949 y omitió la última letra, desde entonces tomó Warhol como su nombre artístico.
La muerte del padre del POP ART
Muy a su pesar siguió las instrucciones del médico y aun después de lo complicado de la cirugía logró salir en aparentes buenas condiciones, tanto así que hizo varias llamadas desde su habitación del hospital, hasta que repentinamente presentó signos de asfixia y entró en coma, hasta encontrarse con la muerte a la que siempre le había temido.
Sus hermanos Paul y John, así como sus demás familiares cumplieron con su voluntad de sepultarlo al lado de sus padres en Pittsburgh, ataviado con su emblemática peluca plateada, sus gafas oscuras y dejando al mundo su profunda reflexión sobre el momento de partir:
“No creo en la muerte porque uno no está presente para
saber que, en efecto, ha ocurrido”.
Línea de tiempo de Andy Warhol
- 1936. En su infancia coleccionaba fotografías de artistas y sobre ellas hacía retratos. Además pasaba días enteros dedicado a dibujar con la ayuda y guía de su madre.
- 1942. Recibe de regalo por parte de su hermano Paul una cámara Kodak Browni con la que empieza a hacer sus primeras fotos y juntos crean en su casa un cuarto oscuro.
- 1949. Termina la carrera de diseño pictórico en el prestigioso Carnegie Institute of Technology.
- 1952. Expone por primera vez con la muestra “Quince dibujos basados en los escritos de Truman Capote”, en la galería Hugo de Nueva York.
- 1960. Se convierte en uno de los padres del Pop Art y en esta época inaugura su espacio The Factory, que era un centro creativo donde dio vida a muchas de sus obras.
- 1963. Adquiere una cámara de 16 milímetros y despierta su pasión por la filmación. Llegó a realizar cerca de 600 películas. Su obra es la antesala de lo que hoy conocemos reality shows.
- 1966-1967. Hace su aportación a la música con una colaboración con la banda de rock The Velvet.
- 1968. Sufre un atentado con arma de fuego y es sometido a una cirugía para poder salvar su vida.