El Príncipe consorte acusó a su esposa de menospreciarlo y de faltarle al respeto, aunque descartó la posibilidad de un divorcio.
El príncipe Henrik de Dinamarca acusó a su esposa, la reina Margarita II, de menospreciarlo y faltarle el respeto.
"Mi mujer no me dado el respeto que una esposa normal debe darle a su cónyuge. Me ha fallado", declaró Henrik, de 83 años, en una entrevista exclusiva con la revista Se og Hør, que adelantó hoy algunos fragmentos del texto que saldrá publicado mañana.
Las declaraciones del príncipe, que en enero de 2016 abandonó sus obligaciones como consorte para retirarse a un segundo plano, ocurren poco después de que la Casa Real danesa confirmara que sus restos no descansarán con los de su esposa en el sarcófago doble construido en la catedral de Roskilde.
Según explicó entonces la portavoz de esta institución, Lene Balleby, la decisión de Henrik obedece a la conocida insatisfacción con su rol en la familia real y con su título, aunque sí será enterrado en Dinamarca, pero aún no se ha definido en qué lugar.
"Es ella la que se burla de mí. No me he casado con la reina para ser enterrado en Roskilde (donde yacen los reyes daneses desde hace siglos). Mi mujer ha decidido que quiere ser reina y eso me alegra. Pero como persona debe saber que si un hombre y una mujer están casados, son iguales", añadió Henrik.
El Príncipe, quien rechazó un posible divorcio y resaltó el amor mutuo que existe en la pareja, concedió la entrevista en su castillo en Caix (sur de Francia), antes de queMargarita se uniera a él para pasar unos días juntos de vacaciones.
El Príncipe, cuyo nombre de pila es Henri Marie Jean Andre de Laborde de Monpezat, conoció a Margarita en Londres cuando era un diplomático de la embajada francesa. Para su matrimonio, tuvo que cambiar su nombre a Henrik (Enrique en danés), además de convertirse a la iglesia luterana, y finalmente obtuvo el título de príncipe consorte. La pareja tiene dos hijos, el príncipe heredero Federico y el príncipe Joaquín.
La Casa Real danesa sigue la tradición de otros países europeos, que no otorgan el título de rey al esposo de la reina, sino solamente el de príncipe consorte, un papel en el queHenrik nunca se ha sentido del todo cómodo, lo que ha originado periódicas reclamaciones, con las consiguientes burlas en medios daneses.